Luego de que hoy sábado, el grupo terrorista Hamas lanzara un ataque sorpresa con cientos de misiles sobre Israel, el gobierno declaró estado de guerra. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu aseguró que “el enemigo pagará un precio sin precedentes” por los 300 muertos que causó el bombardeo.
Para responder a la ofensiva de los terroristas, el gobierno ordenó una numerosa movilización de reservistas. El ataque comenzó a las 6:30 de la mañana y se vieron extensas columnas de humo producto de la caída de los misiles.
Israel respondió con un contraataque y lanzó una serie de bombardeos en territorio palestino que sumó 200 muertos a esta violencia desatada que nadie es capaz de afirmar hasta donde puede escalar.
La respuesta israelí consistió en ataques por aire, tierra y mar contra los milicianos infiltrados en la Franja de Gaza. El teniente coronel Richard Hecht afirmó que “hubo un ataque combinado con ayuda de parapentes” y advirtió que está sucediendo “algo grande”.
El grupo Hamas, que reivindicó el bombardeo, comunicó que “decidimos poner fin a todos los crímenes de la ocupación (israelí); su tiempo de arrasar sin rendir cuentas terminó“. En la misma reivindicación, los terroristas añadieron que “anunciamos la operación Diluvio de Al Aqsa y disparamos, en el primer ataque de 20 minutos, más de 5.000 cohetes”.